Hoy cogíamos uno de los trenes más famosos para llegar a la población de Mandalay. El tren es una atracción en si y una experiencia brutal. Es conocido por pasar por el mítico acueducto de Goteik. Dejábamos Hsipaw y nos dirigíamos hacia nuestro siguiente y breve destino, Mandalay.
Los días en Hsipaw nos habían dado para mucho, sobretodo para conocer la gran diversidad que hay en el país. En esta entrada, hay un pequeño resumen de todo lo que hicimos y visitamos durante nuestra estancia.
⇒Días 10, 11 y 12. Hispaw. Qué hacer y ver en Hsipaw.
De Hsipaw a Mandalay
Estación de tren de Hsipaw
Nosotros fuimos andando hasta la estación de tren porque nos quedaba bastante cerca y lo recomendamos. Los alrededores de la estación no tienen desperdicio alguno. Las calles, las casas, la gente…todo es sorprendente. Esta parte no la habíamos visitado los días anteriores pero por suerte tuvimos la oportunidad de recorrer sus calles tranquilamente ya que habíamos salido con todo el tiempo del mundo.
Comprar los billetes
Los billetes no se pueden ni comprar ni reservar por adelantado. Yo que soy muy de planificar y de tenerlo todo bastante atado, esto me chirriaba un poco…
Estábamos un poco preocupadxs porque se acercaba el waterfest (el año nuevo budista) y durante los días previos a esas fechas la gente local se mueve muchísimo. Llegamos con bastante antelación porque lo último que queríamos era quedarnos allí tiradxs.
Lo primero que hay que saber es que hay dos colas. Una para gente local y otra para extranjeros. La ventanilla es solo para los locales. Lxs viajerxs tienen que ir a la caseta que hay justo delante de las vías y allí te atienden en inglés. Hay que presentar el pasaporte y nada más. Nosotros tampoco lo sabíamos, pero nos avisó la misma gente que estaba haciendo cola.
La venta de los billetes, un trabajo muy complejo…
La escena es muy curiosa porque para hacer ese trabajo, había como 8 trabajadores haciendo nada, solo uno es quien coge el pasaporte y apunta los datos a mano. En una libreta tienen los asientos del tren dibujados A MANO y escriben tu nombre dentro del asiento. Es decir, uno te coge el pasaporte, se lo pasa a otro, el otro escribe los datos y otro escribe tu nombre dentro del asiento. También había otro dibujando los asientos en una libretita boli y regla en mano.
No éramos muchos lxs viajerxs que nos encontrábamos allí, así que no tuvimos que hacer nada de cola. De hecho, nosotros éramos los primeros pero como mucho seríamos unos 5 en total. De Hsipaw a Mandalay también se puede llegar en bus o furgoneta y se tarda muchísimo menos que si se va en tren. Pero, en principio, la gracia es vivir la experiencia de atravesar el puente Goteik con este tren que parece que va a descarrilar en cualquier momento.
Espera en la estación de Hsipaw
Una vez con los billetes asegurados nos fuimos a esperar en el andén de la estación. Poco a poco se fue llenando de familias enteras que se iban de vacaciones durante el waterfest. Todos cargados con un montón de maletas y paquetes.
Mientras esperábamos sentadxs, una familia nos empezó a hablar y a contarnos sus planes. Todos eran de la étnia Shan y cristianos por lo que ellos no celebraban el waterfest pero lo aprovechaban para cogerse unos días de vacaciones en familia. Se iban a unos días a Mandalay. El chico nos contó que había estado trabajando muchos años en Tailandia de cocinero y que ahora había montado su propio restaurante en Hsipaw. Un hombre muy majo. Aquí se aprende en cualquier momento y en cualquier lugar. Cuando llegó el tren, nos despedimos y embarcamos en nuestro vagón.
Empieza el viaje
Descripción del tren
Vagón de primera clase
La experiencia comienza solo subirse en el vagón. Te dejo la foto porque es más fácil que describirlo con palabras.
Este vagón es de «primera clase» porque los de segunda clase eran de madera y tonto el último para coger sitio. Por lo menos aquí teníamos asientos más o menos acolchados y numerados. Es un tren de aquellos que echan humo como en el antiguo oeste y por dentro igual. Todo lujo como podéis ver!! Nos encantaba. No habíamos montado nunca en un tren así. Nos reíamos pensando en la ruta en tren por Japón que hicimos precisamente el verano pasado. Nada que ver.
Hay que recordar que el tren duraba 14 horas allí postrados. El aire acondicionado eran unos ventiladores colgados del techo y no funcionaban ni la mitad. En un principio, teníamos las ventanillas abiertas pero al ser el día previo al Waterfest, cada vez que llegábamos a una estación teníamos que cerrarlas porque nos tiraban cubos de agua por la ventana. De hecho, en este vídeo nos pillan desprenidxs a la salida de un túnel y nos dejan completamente mojadxs!! No se cortaban un pelo!!
En primera clase no solo viajan turistas sino que la gente local también compra los billetes en este vagón porque son muy asequibles. De hecho, entre este y el de segunda clase, no hay mucha diferencia. Por ese motivo lo cogimos. Si hubiera sido un precio muy elevado, a los asientos de madera que nos íbamos.
El tren se llenó rápidamente y en cada estación se subía más y más gente. Había muchas personas sin asiento así que o se quedaban de pie o se iban sentando por el suelo. En pocas paradas, los vagones estaban completamente abarrotados. Hay que tener en cuenta que es el único tren que pasa al día haciendo esta ruta, así que ya os podéis imaginar…
Y entre medio de la multitud, las vendedoras ambulantes se abrían paso en cada parada que hacía. Con un equilibrio admirable, llevaban cestos enormes encima de sus cabezas repletos de todo tipo de comida.
El baño del tren
Lo mejor del tren era el baño. Abres la puerta y aparentemente parece un baño normal (baño occidental), pero a la que miras, te das cuenta que es un agujero que va directamente a las vías!! O sea, no quiero ser muy explícita, pero desde el agujero del baño se ven las vías del tren, me explico o no? Es decir, que todo cae allí mismo, directamente al suelo, sin sistema de cisterna ni nada. De repente me vino a la cabeza el trekking de Kalaw a Inle lake y el tramo que recorrimos por encima de las vías del tren….en fin.
La vida dentro del tren
Otro de los aspectos de los que ya habíamos hablado en entradas anteriores era de la falta total y absoluta de conciencia por el medio ambiente.
Era hasta doloroso ver como tiraban bolsas enteras de basura por la ventanilla del tren. Para comer, utilizaban un montón de bolsas de plástico, platos, recipientes y cubiertos y cuando acababan, lo tiraban todo por la ventana. Era increíble. Ni disimulaban. Y no es que lo hicieran un par de personas, es que excepto nosotros y otro viajero europeo, todo el mundo tiraba la basura por la ventana sin ningún remordimiento.
Queda muchísimo trabajo por hacer en este aspecto. Ya no es por el hecho de ensuciar la montaña (que les da bastante igual…) sino por temas de higiene y salubridad. Las casas y pueblecitos por los que pasaba el tren estaban llenos de basura y el olor era insoportable.
Y una vez más, el paisaje por el que pasábamos estaba todo completamente quemado, deforestado.
Atravesando el acueducto de Goteik
Por fin, nos acercábamos a lo que se suponía era la estrella del viaje. En unos instantes íbamos a recorrer el acueducto de Goteik.
Ya estábamos preparados para hacer la típica foto con la GoPro saliendo por la ventana y la vista hacia el vacío (podéis encontrar mil imágenes en google mucho más épicas que la nuestra) 14 horas de viaje en un tren horrible para en principio vivir algo «muy emocionante».
Nada, atravesamos el acueducto, mucha foto, mucho vídeo, pero nada especial. Y cuando leáis en algún blog de viajes que es «increíble», etc. que sepáis que es mentira pero queda muy mal ponerlo en un blog, hay que hacer ver que todos los viajes son una cruzada por la supervivencia.
Fue entretenido y tuvo su gracia. Pero no compensan 14 horas de viaje encerrados en ese tren para medio minuto de foto.
Llegada a Mandalay
La llegada a Mandalay fue como ver la luz al final de túnel. Por fin después de un viaje interminable llegábamos a nuestro destino.
En el primer planteamiento de nuestra ruta por Birmania, teníamos pensado quedarnos como mínimo un par de días en Mandalay para conocer los alrededores (nos habían hablado bastante bien). Mandalay como ciudad es bastante caótica, sucia y ruidosa. Tiene un puente medio conocido hecho de palos que tampoco es que tenga nada de especial.
Con la mirada puesta en Bagan…
Bien, esta era la idea inicial, pero viendo que teníamos encima el Waterfest (el año nuevo Budista, en la entrada principal del Viaje a Myanmar (Birmania) por libre 2018 está toda la explicación) y el bloqueo que esto suponía para las comunicaciones por carretera, decidimos contactar el día anterior con el alojamiento de Mandalay para pedirles «ayuda». Necesitábamos llegar a Bagan antes del día «grande». La otra opción era quedarnos una semana tiradxs en Mandalay. De Bagan nos habían hablado maravillas y por lo menos si nos quedábamos allí unos cuantos días tendríamos algo interesante para hacer y ver.
El hotel de Mandalay nos contestó rapídisimamente, habían encontrado dos asientos en una furgoneta que iba a Bagan. Era el primer día del Waterfest así que estábamos de suerte! La furgoneta salía a primera hora de la mañana antes de que se colapsarán las carreteras. De esta manera, llegábamos a Mandalay por la noche, dormíamos en el hotel y por la mañana salíamos pitando hacia Bagan.
Como contrapunto, no podríamos visitar nada de Mandalay pero es más una ciudad de paso que un punto de interés.
Antes de salir del tren, protegimos pasaportes, mochilas, cámaras, etc. con bolsas de plástico e impermeables. Nos imaginábamos la llegada en plan cascada de agua en cada esquina ajajajja. Pero resultó que no. Nos habían estado tirando cubos de agua en cada estación de tren por la que pasábamos pero en Mandalay todo estaba muy tranquilo…por el momento. Pudimos llegar andando al hotel sin tener que esquivar ningún manguerazo. Aquí se estaban reservando para el inicio oficial que era al día siguiente.
Mandalay, la principal ciudad del Waterfest
Eso sí, si queréis vivir el Waterfest en todo su máximo exponente, tenéis que ir a Mandalay. Es donde se realiza la celebración más importante de todo el país. No os lo imaginéis como algo religioso o tradicional, más bien lo contrario. Conciertos, música, alcohol y litros y litros de agua para asegurarse de que todo el mundo queda completamente empapado.
Nuestro breve paso por Mandalay
Así que este fue nuestro breve paso por Mandalay. Visto y no visto. No nos importó no visitar la ciudad en profundidad, pero sí no quedarnos más días en el hotel. Por fin, nos alojábamos en un hotel, HOTEL. Nos hubiéramos quedado un par de días sin salir de allí. Porque la ciudad, con lo poco que vimos cuando salimos por la noche para ir al super y a cenar tuvimos más que de sobras. Pero por si tienes pensado quedarte algún día más en Mandalay el hotel en el que nosotros estuvimos es el Kaung Myint Hotel. Está a cinco minutos andando de la estación de tren, la localización es perfecta.
Próximo destino
Al día siguiente cogíamos una furgo de 5 horas hacia Bagan, última etapa de nuestro viaje por Birmania.
⇒Día 15. Bagan. Recorrido en bici por Old Bagan.