Nuestro viaje a Kirguistán nos llevó a uno de los lugares más mágicos y menos conocidos del país: el lago Song Kul. Situado a una altitud de 3.016 metros, este impresionante lago alpino es un verdadero paraíso para los amantes de la naturaleza y la aventura. Rodeado por vastas praderas y montañas majestuosas, Song Kul no solo ofrece paisajes de ensueño, sino también una inmersión única en la cultura nómada kirguisa.
Durante nuestra estancia, tuvimos la increíble oportunidad de dormir en una yurta tradicional, disfrutando de la hospitalidad de la familia y aprendiendo sobre su forma de vida. Acompáñanos en este relato de nuestra inolvidable experiencia en uno de los rincones más auténticos y remotos de Asia Central.
Anteriormente…
El día anterior visitábamos el Skazka Canyon también conocido como Fairytale Canyon. Formaciones rocosas con intensas tonalidades de colores y formas muy peculiares. Nos asombró este lugar. Después, nos esperaba un largo y sorprendente día de trayectos y hasta llegar a Kochkor. Si todavía no la has leído, te dejamos la entrada completa en este link:
Día 6. Skazka Canyon-Kaji Say-Kochkor
Contents
Kirguistán: itinerario y guía
Si todavía no la has leído, no te pierdas el relato de todo nuestro viaje por Kirguistán en esta entrada:
#Kirguistán: Itinerario y guía para viajar por libre
Despertar en Kochkor
El hotel de Kochkor nos había sorprendido para bien y más teniendo en cuenta el espectacular desayuno con el que nos encontramos para nosotros solos. Era muy abundante y todo estaba delicioso. Durante el día de ayer no habíamos visto a ningún otro huésped y en el comedor, de nuevo éramos las únicas personas.
En Kochkor nos alojamos en Olive hotel Kochkor.
Estábamos ya impacientes por llegar al Lago Song Kul y ver como era el campamento de yurtas donde nos íbamos a alojar. Para llegar al lago Song Kul, la familia que vive en el campamento nos vino a recoger en su coche porque no había manera de llegar por libre. La única manera era o bien alquilando un jeep o pagando un transporte privado.
Traslado desde Kochkor hasta el lago Song Kul
A las 10 de la mañana, muy puntuales nos pasaron a recoger. El coche era muy viejo y estaba bastante destartalado. En ese momento no nos importaba (porque no sabíamos como de mal estaba el camino que lleva hasta el lago). Todavía no nos creemos que ese coche pudiera llegar hasta la cima de las montañas por caminos inexistentes. Pero lo cierto es que llegó…después de sufrir un poquito.
El trayecto en coche fue el más bello que hemos hecho nunca. Durante la primera parte, atravesamos un montón de pueblos rurales y casas aisladas instaladas en la orilla del rio que fuimos resiguiendo hasta llegar a los pies de la montaña. Fue en este punto donde la carretera dejó de existir y todo era terreno de piedras. En más de un momento tuvimos nuestras dudas de que fuéramos a llegar pero se notaba que el conductor se había hecho ese camino mil veces. Eso sí, el coche llegó sufriendo y teniendo que parar en alguna ocasión.
La carretera iba bordeando la montaña y las vistas eren de infarto. Un paisaje absolutamente bello. Y cuando por fin llegamos a la cima, encontramos un montón de casitas y yurtas de gente que vive allí. No podíamos creer que todo eso estuviera tan extremadamente aislado. Antes de llegar, parecía que en la cima no íbamos a encontrar nada, picos nevados y poco más, pero lo cierto es que nos encontramos con ríos, lagos y llanuras abiertas salpicadas por pequeñas casas o yurtas y caballos en libertad por un paisaje de película.
Una vez en la cima y después de emocionarnos mucho viendo por donde íbamos pasando, todavía nos quedaba otra hora larga hasta llegar a nuestro campamento de yurtas.
¿Cómo contratamos el alojamiento en el campamento de yurtas?
Nosotros contactamos con nuestro campamento de yurtas directamente a través de su contacto en google maps. Es un campamento aislado, muy pequeñito. Ideal para lo que queríamos en el lago Song Kul, no nos lo habíamos imaginado tan perfecto.
Antes de ir, habíamos hecho una buena búsqueda para evitar la gran turistada pero tampoco queríamos algo que estuviera en malas condiciones. Creemos que es la vez que más hemos acertado. Os dejamos su Instagram por si queréis ponernos en contacto: Yurt Camp Azamat.
Llegada al campamento de yurtas y al lago Song Kul
Cuando llegamos, nos encontramos con un campamento pequeño con las yurtas de la familia y tres yurtas para alquilar. Los baños eran compartidos y también contaban con ducha de agua caliente. Los baños eran occidentales y funcionaban a la perfección además de estar muy limpios.
Nos recibió una chica muy joven (diría que adolescente) con la que habíamos estado hablando. La gente en Kirguistán es extremadamente amable y muy sonriente. Fue super simpática. Nos enseñó nuestra preciosísima yurta, el funcionamiento de la estufa interior (todas las yurtas cuentan con una estufa para calentar), también nos enseño a como abrir y cerrar el techo. Si queréis ver nuestra yurta por dentro, os dejamos este vídeo donde mostramos el interior, seguro que tenéis un poquito de curiosidad…
Después del tour, nos invitó a entrar en la yurta que utilizaba la familia para comer. Dentro, nos presentó a parte de la familia y nos invitaron a unos dulces (muy dulces) y a un te exquisito. No podíamos hablar nada con ellos porque solo hablaban kirgui pero con gestos y el traductor del móvil todo fue la mar de fluido.
Song Kul Lake, por fin
Después de instalarnos, fuimos a explorar la zona. Uffff QUE MARAVILLA. La naturaleza en este punto es sobrecogedora. El Lago Song Kul a 3.016 metros sobre el nivel del mar parece un cuadro, una postal retocada para ser así de perfecta. La llanura es infinita, las montañas desde donde se tienen vistas de otro planeta, y para rematar, los caballos corriendo libremente alrededor del lago. Era más bello de lo que habíamos imaginado. Y, a todo esto, allí estábamos, completamente solos.
Eso sí, el viento y el frio a esta altura apretaban fuerte, recomendamos llevar ropa de abrigo porqué durante el día a pleno Sol ya hacía frío, ni os digo por la noche…
Estuvimos todo el día explorando la zona y a media tarde fuimos a cenar al campamento. La cena era en la misma yurta donde habíamos estado en la mañana. Nos habían preparado una cena discreta pero la comida estaba buena. Ya sabréis que la gastronomía Kirgui no sería lo más TOP del país. Habíamos oído que la comida en Kirguistán no era de lo mejorcito y, bueno, tampoco tenemos suficiente criterio para opinar sobre este tema, pero en el campamento comimos bien.
Por cierto, comimos con toda la familia, por momentos, los abuelos nos miraban y se reían (seguro de nuestras pintas) pero fue de lo más divertido. Como os podéis imaginar, la yurta era muy pequeña, así que estábamos todos juntitos cenando.
Noche en la yurta
De noche, empezó a hacer mucho frío (cosa que ya esperábamos), al salir de la yurta donde estábamos cenando y dirigirnos hacía la nuestra, pudimos disfrutar de un cielo precioso completamente estrellado (suena un poco cursi, pero es así).
Antes de ir a dormir, aseguramos el techo y la puerta tal y como nos habían enseñado para evitar que entrara el fuerte viento. Dentro de la yurta, había una bombilla con luz. En las dos camas de la yurta teníamos mantas y dentro de la cama no pasamos frío, eso sí, dormimos bien abrigados. La yurta la tenían muy bien arreglada, estaba super limpia. Las telas y las alfombras que la decoraban y la aislaban del frío tenían estampados tradicionales. El viento soplaba muy muy fuerte pero dentro no entraba ni un poco de aire.
Dormir en una yurta bajo el cielo estrellado y despertar rodeados de la majestuosidad de la naturaleza, fue una maravilla. Antes de ir a desayunar, nos tomamos nuestro tiempo disfrutando de la localización del campamento. El lugar donde está ubicado era fantástico.
Despertar en el campamento de yurtas
Nos despertamos con un fresquito pero espectacular paisaje, no queríamos dejar nuestra yurta. El desayuno estaba incluido y tenemos que decir que nos sorprendió en positivo, porqué era sencillo pero rico. Nos ofrecieron pan fresco, mermelada casera, dulces, fruta y el tradicional té kirguiso. También nos ofrecieron leche de yegua, super típico de la cultura nómada. Solo la mitad de viatgelovers se atrevió a probarla. No es un manjar pero tampoco es una cosa que no se pueda beber. Después del desayuno, aprovechamos un ratito más para disfrutar del lago.
A la vuelta, recogimos nuestras pertenencias de la yurta y nos despedimos de nuestros amables anfitriones nómadas. De nuevo, cargamos todo en el viejo coche que nos había traído. El viaje de regreso a Kochkor fue una aventura en sí misma, recorriendo caminos serpenteantes y disfrutando de vistas panorámicas de montañas y valles que parecían sacadas de una postal. A pesar de los baches en el camino, los paisajes del camino es imbatible!
Nuestro paso por el lago Song Kul fue una experiencia que quedará grabada en nuestra memoria para siempre. Song Kul es mucho más que un destino turístico, es un viaje al corazón de Kirguistán, donde la belleza del paisaje se mezcla con la calidez de su gente. Si buscas una aventura auténtica y transformadora, Song Kul debería estar en lo más alto de tu lista de deseos viajeros.
Siguiente etapa…
Nos desplazábamos desde el lago Song Kul hasta la capital, Bishkek. El viaje fue de lo más accidentado. Un deslizamiento de tierra había engullido literalmente la carretera. Nos esperaba una buena aventura por delante. Te lo contamos todo en la siguiente entrada…
Día 8. Song Kul- Kochkor-Bishkek
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