Visitamos el Cristo redentor, el conocido como Cristo de La Habana. También recorremos la zona de Casablanca y acabamos en Habana Vieja. Te contamos como llegar, qué visitar y toda la ruta al completo en esta entrada. ¿Nos acompañas?
Anteriormente…
El día anterior visitábamos las zonas más emblemáticas de La Habana, la Habana Vieja y Habana Centro. Sin duda las zonas más emblemáticas de la preciosa Habana. Nos parecieron absolutamente maravillosas y acabamos todavía más enamorados de la Habana. Si todavía no la has leído te dejamos toda la entrada completa en este link:
Día 21. La Habana: Habana centro y Habana Vieja
Esta visita fue sugerencia de Adiel, el propietario de la casa donde nos alojábamos (y que recomendamos). Nosotros teníamos pensado pasar el día entre Habana Centro y Habana Vieja. Pero como teníamos tiempo de sobra y el día anterior no llovió, pudimos aprovechar todas las horas de luz.
Visita al Cristo de la Habana
Para llegar al Cristo fuimos paseando hasta la Habana Vieja y allí tomamos el ferry hasta Casablanca que nos costó unos pocos pesos cubanos (moneda nacional) baratísimo. También se puede ir en bus aunque da un poco más de vuelta.
Antes de coger el ferry, como teníamos unos 45 minutos, visitamos la iglesia ortodoxa que está justo delante. Por dentro, solo te dejan pasar hasta el patio, pero por fuera es muy diferente al resto de edificios que hay en Cuba. Llama mucho la atención.

En pocos minutos, ya estábamos en el otro lado de la orilla. Para subir hasta el cristo el camino es un poco pesado sobre todo si vas a la misma hora que nosotros, a las 11 de la mañana, mucho mejor ir por la tarde cuando ya no pica tanto el sol.
Para subir, nosotros lo hicimos andando por la carretera, en cambio para bajar, lo hicimos por unas escaleras que hay entre medio de las casas. Más interesante el segundo.
Una vez arriba, se pueden contemplar todas las vistas de la ciudad. También el Cristo que a pesar de estar apuntalado con andamios, se puede ver perfectamente presidiendo toda La Habana.
Cerca también hay la antigua fortificación militar que, en principio, está habilitada para el turismo como museo pero cuando fuimos nosotros (no sabemos por qué) estaba cerrada.
Allí arriba aprovechamos para sentarnos y descansar un rato, mientras tanto conocimos a unos chicos bilbaínos y hablando con ellos se nos hizo ya la tarde.
Comida en el Centro Gallego
Ya de vuelta, eran más de las 4 y todavía no habíamos comido nada. Fuimos a comer al Centro Gallego (recomendado por la pareja que habíamos conocido). Hasta el momento no habíamos ido a ningún restaurante como tal, pero este era nuestro último día en la isla y todavía nos quedaban bastantes CUCs, así que nos dimos un homenaje! La comida era buenísima…después de tantos días de pizza, se nos saltaban las lágrimas! Y de postre, piña colada!
Cuando acabamos que ya era tarde, paseamos un poco más por Habana Vieja y volvimos a Habana centro. Ducha y noche en el Malecón. Nuestra última noche.

Siguiente etapa…
Al día siguiente visitábamos el Paladar La Guarida que se encontraba en la misma calle donde estaba nuestro alojamiento. Y después de dejar pasar la tormenta caribeña de turno, abandonábamos Cuba un país que nos había robado el corazón.
Día 23. La Habana: Habana centro-aeropuerto.